miércoles, 22 de abril de 2009

Lamentos de Hefesto

La flor ve en mis ojos los sintomas de la incipiente locura. Miro mis manos, matronas de vastagos de hierro, de cadenas de espinas que me arrastraban hacia el abismo ardiente, solitario, ocupado y dominado por el infante Perdicion.
Las armas del cielo castigan mis tierras mientras mi padre y hermano, aliado y enemigo, ingiere oceanos de nectar sangriento. Yo sonrio, observo y espero. Condenado a un infierno cambiante, mortal, yo, uno mas de este desfile de seres pecaminososo, uno mas de esta orgia de placeres ilusorios, admiro la belleza aun existente en el lago donde moran los peces de corta vida bautizados por la familia de Idolos.
Desterrado a las profundidades de Naturaleza, suave anciana, alabo las virtudes de una roca, me vuelvo y regreso a mi eterna labor.

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