miércoles, 30 de septiembre de 2009

Recién almado (dual)

Huele a luz, a existencialismo ya inexistente, a comedia trágica escrita por un pobre vagabundo muerto. Huelo eso y mucho más pues mi olfacto es preciso, completo y repleto de variedad de cualidades. Camino arrastrándome y arrañando el suave suelo de tierra que malamente veo, mientras, me sorprendo de lo alto que está el abeto que me observa desde lo alto de un alto edificio que sonríe. La luna lo cubre con su manto luminoso enmarcándolo en una escena magistral, ésto sólo se puede dar con la intervención de ángeles. Creer en que los astros cuidan de mi es mi único consuelo, podría decir que me encuentro sólo, pero no, es una ilusión; estoy acompañado por las almas de los que me quieren. Tú eres una de esas almas que sigue las huellas que dejo marcadas en la negra nieve; a mi lado extiendes el escudo de plata que recubre mi pecho carmesí, blanco y negro. No creas que soy un romántico, tu sabes que no es amor lo que desprendo sino desesperanza creada por la imagen que proyecto en el charco que ahora mismo piso. Ésta vez huele a un fantasma que se esconde; se cree invisible pero yo lo noto entre la aurora que me rodea. Algún día lo morderé con mis duros colmillos, no te quepa duda de eso. Te digo todo ésto y te observo fijamente, me iluminas y oscureces lo que pienso bajo la sombra que proyectas, eres demasiado enorme para que te pueda abarcar entre mis brazos, lo comprendes?
Infinita alma de un dios caído en desgracia o consecuencia de la guerra perdida por mis dedos frente a tus manos. No te alcanzo. Y sin embargo lo intento.

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